Ya se cumplieron un poco más de dos años desde que no escribo. Hice dos borradores antes pero mi ánimo perfeccionista me prohibió subirlo...Hoy retomo con un tema que quise escribir desde la misma noche del 27F.
Principalmente lo hago por la vergüenza que hasta hoy siento de habernos sentido el epicentro del terremoto cuando en realidad fue en el mar de Chile a 150 Km. al noroeste de Concepción. Bastante lejos de Santiago... donde nos encontró.
Para quien no sepa, 8,8° Richter. Dicen que esta cifra se ha manipulado y que fue en realidad 9° y que no puede ser la oficial pues los seguros comprometidos no se harían efectivos pues ellos lo meten dentro de una cláusula que dice algo como "actos de Dios", que anulan las polizas, por ende, no pagan nada a nadie.
Yo amo los temblores. Peor, me tiro al suelo y pongo mi oreja en él para escuchar el movimiento de la tierra. Pero esa noche, fue la primera vez que me sentí frágil, mejor dicho, sentí que mis hijos eran frágiles y que no se debían asustar. ¡¿Que no se debían asustar cuando la casa se movía de un lado a otro con tal fuerza que tuvimos que gatear por el pasillo para llegar al living?!!.
El menor no paró de llorar pues justo llegamos al living cuando los ventanales se desplazaban solos por las correderas. Era una noche hermosísima. Con una luna llena y tremendamente grande!.
El primer terremoto de mis hijos y de mi nana. El menor no paraba de llorar pues no entendía porqué no podía mantenerse en pie. Le dije que se sentara a "lo indio" como todos para que no se cayera. En tanto, mi nana nunca salió de su pieza, tuvo mi esposo que ir a buscarla y la encontró sentada en la cama, con su hija de un año en sus brazos en estado de shock.
Una vez todos sentados, les expliqué con calma que era un terremoto, que había que esperar a que el movimiento cesara y que estábamos en un "triángulo de la vida". Nadie entendió nada. Noté que la hija de mi nana estaba poniéndose sianótica... su madre la apretaba tan fuerte contra su pecho que no podía respirar. Mirándola a los ojos y repitiéndole tres veces en voz alta (mi voz se confundía con el ruido de los golpes de botellas, copas y platos del bar) y tratando de abrirle con fuerza sus brazos, no logré que soltara a la niña. Me miró ida y estiró sus brazos cuando le grité: "¡No respira, tu hija no respira!". No reaccionaba.
¿Por qué les cuento esto?. Bueno, todo esto pasó en esos eternos 2 minutos y 45 segundos. !!TODO ESO SE PUEDE HACER EN DOS MINUTOS Y CUARENTA Y CINCO SEGUNDOS!!
Una vez terminado, les dije que podrían haber réplicas, ordené que todos hicieran un bolso para tres días con útiles de aseo y muda de ropa junto a las leches en polvo que tuviésemos y cajitas líquidas. En tanto, mi marido y yo corríamos los autos, alejándolos de la casa, cortábamos luz, gas y buscábamos velas. Quisimos llamar y nada funcionaba.
Grande fue mi sorpresa cuando veo a mi vecino salir corriendo de su casa y yéndose a la costa. "Estás loco!!, quédate acá!. No sabes si las autopistas están en pie o si puede venir un tsunami" le dije con voz mandona de mamá. "Me voy a buscar a mis hijos y a mi esposa!!, ellos están en la costaaaa!!" me contestó deseperado.
Nos quedamos varios vecinos escuchando las noticias en una radio. Sólo hablaban de un incendio en Lampa, creo que era una fábrica de pinturas. Se escuchaban muchas explosiones a lo lejos y no sabíamos si era dicho incendio o estanques enterrados de gas que se usan mucho en el campo.
Al día siguiente fue mi cumpleaños. Me sentí muy sola. Sin poder hablar con nadie y nadie que me pudiera llamar o escribir por FB. Grande fue mi sorpresa cuando mi mejor amiga de infancia llegó en la noche, manejando entre escombros a entregarme mi regalo. Lloré de tanta emoción. Me sentía tremendamente honrada por todo el sacrificio que hizo ella para llegar a mi casa en la mitad del campo.
Dos días después, tuvimos que irnos a su casa pues una turba quiso saquear nuestras casas... no se dijo nada de eso en las noticias. Mi gran amiga nos recibió con sus brazos abiertos y todo su segundo piso para nosotros. Mezcla de vacaciones para mis hijos e intranquilidad para nosotros. Mi banco no funcionó por 5 días. Después supe que fue porque su base con info de todos los clientes quedó en un servidor que estaba sumergido en 1,5 de agua, en un subterráneo de Ciudad Empresarial... y la tarjetita de débito que tan exitosamente dice "paga lo que quieras con ella", resultó caída pues el sistema no tenía conexión. Fin de mes. Todos sin sueldo en la mano. Tuvimos que ir a un almacén a rogar que nos recibieran un cheque (los supermercados no tenían lo que necesitábamos)
Cinco días sin televisión, radio ni diarios hicieron que yo no magnificara hasta que llegué a relacionarme con más personas. En mi trabajo todos tenían algo que contar. Y cómo las coincidencias hicieron que las personas estuvieran vivas o por lo menos bien y todos juntos con su familia.
Bueno, ésa es nuestra experiencia. Vergüenza se sintió después al ver cómo se dañó el sur y su costa. Mi sobrina también me comentaba avergonzada que todos hablaban de sus experiencias en edificios altos, tomó más de 12 horas para darse cuenta que el caos no estaba en "nuestro ombligo", nuestra capital nacional. Fue una muestra más de que estamos acostumbrados en este país a ser centralistas... hasta con los terremotos...